Los habitantes de Mannheim tiemblan: ¡el suministro de gas para 56.000 hogares está en peligro!

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La ley de planificación del calor exige el desmantelamiento de la red de gas en Mannheim, 50.000 clientes afectados, falta la participación ciudadana.

Los habitantes de Mannheim tiemblan: ¡el suministro de gas para 56.000 hogares está en peligro!

La nueva “ley de planificación de la calefacción” está causando un gran revuelo: las infraestructuras de gas establecidas desde hace mucho tiempo se están desmantelando con fuerza, mientras que las comunidades ahora están obligadas a desarrollar planes de calefacción integrales. Este cambio, vigente desde el 1 de enero de 2024, obliga a los municipios a emprender el camino de la descarbonización reduciendo drásticamente sus redes de gas. En la ciudad de Mannheim, por ejemplo, se desconectará la red de gas a más de 50.000 clientes, informa Frank Bothmann de Achgut.com.

La “Heat Planning Act” (WPG) parece ser un gigante tecnocrático que ignora los principios tradicionales del autogobierno local en Alemania. Debido a la regulación de esta ley, que está vinculada a la Ley sobre energía de los edificios, los municipios se ven sometidos a una presión considerable para desarrollar nuevos planes de calefacción sin involucrar suficientemente a los ciudadanos. Lo irritante es que no existe ninguna disposición para la codeterminación democrática antes de que se aprueben estos planes. En Mannheim los ciudadanos apenas participan. Se pueden comentar los planes, pero las decisiones fundamentales ya se tomaron hace mucho tiempo.

Subvenciones a empresas consultoras

Un trago amargo para muchos municipios es que la ley no prevé financiación alguna. En cambio, se está atrayendo a las ciudades con un total de 500 millones de euros en financiación para garantizar que los planes puedan implementarse. Estos fondos se destinan principalmente a empresas consultoras que desarrollan los planes de calefacción, ya que muchos municipios no cuentan con el personal necesario. Una bendición financiera para estas empresas, pero una pesadilla administrativa para las comunidades y los ciudadanos.

Suministro de gas en riesgo

En Mannheim el panorama parece especialmente sombrío. Alrededor de 56.000 personas podrían perder su actual suministro de gas barato y se verían obligadas a buscar nuevas alternativas, a menudo caras. Las aniquilaciones planificadas e impulsadas de la infraestructura gasista sin una consideración seria de las voces de los ciudadanos podrían tener consecuencias fatales. Una gran proporción de ciudadanos expresa su deseo de implicarse en la calefacción urbana. Pero, ¿hasta qué punto es justo y equitativo este cambio forzado?

El WPG se basa en “vías de descarbonización” que aparentemente sacrifican todo en nombre de la protección del clima. Para 2030, el 30 por ciento del calor debería provenir de energías renovables y, para 2040, incluso el 80 por ciento. Sin embargo, estos ambiciosos objetivos parecen tener poco en cuenta la infraestructura gasista existente y su mantenimiento. ¿Consenso y discusión social? ¡Ninguno! Por eso no es de extrañar que la insatisfacción esté aumentando.

La tecnocracia golpea a los ciudadanos

Las críticas a la “Ley de planificación del calor” no son sólo una cuestión de implementación, sino también una cuestión de democracia. Los ciudadanos se sienten ignorados y hay una total falta de oportunidades para participar. como el Tweets de Achgut_com Para enfatizar con moderación pero de manera sucinta, este es un ejemplo sin precedentes de paternalismo político. ¿Habrá resistencia local para detener esta gigantesca maquinaria regulatoria?

En resumen, la imposición del WPG sigue siendo un corte profundo en las estructuras municipales y los derechos civiles. Sin participación política y social, los procesos de toma de decisiones parecen impenetrables. Ya es hora de discutir y debatir, y de combatir el control centralizado que inexorablemente se dirige hacia nosotros. Aprendamos de ejemplos como el de Mannheim y cuidemos de nosotros mismos de manera autodeterminada, para un futuro que también reconozca los intereses de los ciudadanos.

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