Centrarse en el hígado graso: ¡Siete tipos de frutas para un hígado sano!
Descubra por qué la enfermedad del hígado graso está muy extendida en Alemania y qué frutas saludables pueden ayudar a curarla.
Centrarse en el hígado graso: ¡Siete tipos de frutas para un hígado sano!
Alrededor de un tercio de los adultos en Alemania padecen hígado graso, una enfermedad causada principalmente por una dieta poco saludable y la falta de ejercicio. Esta enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFL) es la enfermedad hepática más extendida en los países industrializados y afecta cada vez más a los niños, especialmente a uno de cada tres con sobrepeso. Los hombres se ven afectados con más frecuencia que las mujeres.
La enfermedad a menudo no presenta síntomas, pero a menudo se descubre accidentalmente durante una ecografía o análisis de sangre. Las razones de la enfermedad del hígado graso son variadas y pueden incluir factores genéticos, medicamentos, exceso de peso, diabetes mellitus y consumo excesivo de alcohol. Actualmente no existen medicamentos específicos para el tratamiento, pero el hígado puede regenerarse si se implementan factores nocivos en el estilo de vida, como perder peso o abstenerse de beber alcohol. En este sentido, una dieta baja en calorías y grasas tiene una importancia fundamental.
Cambios en el estilo de vida para curarse
Para promover la salud del hígado, la dieta debe basarse principalmente en vegetales. También son importantes los aceites vegetales de alta calidad y los alimentos ricos en proteínas como legumbres, frutos secos, huevos, aves y pescado. Se recomiendan especialmente las frutas bajas en azúcar, ya que pueden ayudar a desintoxicar y curar el hígado. Según los informes actuales, los seis tipos de frutas siguientes son especialmente adecuados: arándanos, clementinas, aguacates, moras, manzanas, naranjas y ciruelas.
En cambio, las frutas ricas en azúcar como las uvas, la piña, el plátano, el mango y las cerezas son menos recomendables. Además, se deben evitar las frutas enlatadas azucaradas, las frutas secas, las frutas confitadas y los purés de frutas. Esto y cambiar a una dieta más saludable puede ayudar a curar o prevenir la enfermedad del hígado graso.
La recuperación completa puede ocurrir en tres o cuatro semanas, dependiendo de la gravedad de la afección. La detección temprana de la enfermedad del hígado graso es crucial, por lo que se recomienda realizar pruebas periódicas de los valores sanguíneos del hígado, especialmente en personas con sobrepeso y diabéticos, incluso si dichas pruebas no forman parte de los exámenes de rutina. El hígado graso está clasificado como una enfermedad de la civilización y la obesidad a largo plazo puede provocar complicaciones graves como cirrosis hepática o cáncer de hígado. periódico Fulda y fr.de informe.
– Presentado por Medios oeste-este