Batalla por el carbón: ¡La última batalla de Cumbria por Haig Pit!

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En Cumbria se libra una amarga disputa sobre la construcción de una nueva mina de carbón a medida que Gran Bretaña abandona el uso del carbón.

In Cumbria tobt ein erbitterter Streit um den Bau einer neuen Kohlenmine, während Großbritannien sich von der Kohlenutzung abwendet.
En Cumbria se libra una amarga disputa sobre la construcción de una nueva mina de carbón a medida que Gran Bretaña abandona el uso del carbón.

Batalla por el carbón: ¡La última batalla de Cumbria por Haig Pit!

Una amarga batalla por el futuro del carbón británico se libra en el corazón de Cumbria mientras los planes para una nueva mina de carbón enfrentan oposición.

Whitehaven, Cumbria, norte de Inglaterra –Aquí, donde una vez los mineros descendieron a profundos túneles para extraer el “oro negro”, se está reescribiendo la historia del carbón británico. David Cradduck, de 77 años, recuerda los días en que trabajaba a 609 metros (2.000 pies) bajo tierra todos los días. “Estábamos a cinco millas (8 kilómetros) de aquí”, dice con un dejo de orgullo en su voz. "La veta de carbón tenía aproximadamente 600 pies (183 metros) de profundidad".

La costa de Cumbria, que alguna vez fue un centro de minería de carbón y mineral de hierro, ha cambiado dramáticamente. El cierre de las últimas minas en los años 1980 provocó un dramático declive económico. Pero ahora, casi cuatro décadas después, hay un impulso para reactivar la industria del carbón. Una nueva mina de carbón cerca del antiguo pozo Haig podría ser la última esperanza para muchos en esta región.

¿Un nuevo rayo de esperanza?

Los planes para la nueva mina, que se construirá a un paso del antiguo lugar de trabajo de Cradduck, han provocado reacciones encontradas. Si bien algunos residentes ven la idea como una oportunidad para crear nuevos puestos de trabajo, los ambientalistas advierten sobre las devastadoras consecuencias. “Aquí somos la elección sucia”, dice John Greasly, un ex tabernero que se mudó a la región. "La gente más rica del Sur desearía que no existiéramos".

El debate sobre la mina se ha intensificado en los últimos años. Ecologistas y activistas locales han unido fuerzas para luchar contra los planes. “La mina podría poner en peligro el medio ambiente y aumentar las emisiones de CO2”, advierte Fiona Heslam, una ambientalista comprometida. "Deberíamos mirar hacia adelante e invertir en energía verde, no retroceder al pasado".

Sin embargo, el apoyo a la nueva mina es fuerte. Muchos creen que podría crear cientos de empleos y traer inversiones muy necesarias a la región. “Tenemos la esperanza de que la empresa minera siga luchando”, afirma Greasly. "Es frustrante ver todos los obstáculos que se interponen en su camino".

Una pesadilla legal

Las disputas legales en torno a la mina se prolongan desde hace más de una década. En septiembre, el Tribunal Superior determinó que el permiso para la mina, concedido por el anterior gobierno conservador, era ilegal. Esta decisión podría sellar el destino del proyecto. "La empresa minera parece haber incumplido el plazo para apelar el fallo", informa una fuente.

Los ambientalistas están decididos a continuar la resistencia. "Necesitamos asegurarnos de que se escuchen las voces de la comunidad", dice Heslam. "La gente aquí merece un futuro que no dependa del carbón".

La región de Cumbria tiene una larga historia de minería del carbón, que se remonta al siglo XVII. Pero los tiempos han cambiado. La producción británica de carbón ha caído un 96 por ciento en la última década. Las últimas centrales eléctricas de carbón han cerrado y el país es ahora un importador neto de carbón. "El sol se está poniendo en esta industria", dice Cradduck. "Es difícil imaginar que podamos volver a los viejos tiempos".

El debate sobre la nueva mina de carbón en Cumbria no es sólo una cuestión local, sino que refleja los desafíos más amplios que enfrenta el Reino Unido. En un momento en que el país está tratando de reorientarse en un mundo que cambia rápidamente, este conflicto sobre la industria del carbón podría poner a prueba el alma de la Inglaterra post-Brexit.