La revolución pacífica de Greifswald: ¡un exjefe de policía rompe el silencio!

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Descubra por qué la Revolución Pacífica de Greifswald en 1989 no fue violenta y qué papel desempeñó la Policía Popular.

La revolución pacífica de Greifswald: ¡un exjefe de policía rompe el silencio!

Se desarrolla un capítulo dramático de la historia: la revolución pacífica en Greifswald muestra un cuadro de coraje, esperanza y sorprendente tolerancia por parte del Estado. En 1989, cuando la población de la RDA luchaba por la libertad, Bernd Haase, entonces jefe de la Policía Popular, se encontraba en un frente crucial. "¿Por qué debería prohibir una manifestación? ¡No tuve el coraje!" admite honestamente. Cuando los muros del régimen se derrumbaron, él fue una de las figuras centrales que no utilizó la violencia para reprimir la creciente protesta.

El 18 de octubre, alrededor de 1.000 ciudadanos acudieron a la catedral de Greifswald y vivieron un momento histórico. Esa noche, Haase supo que se planeaba una marcha de protesta y que era la primera gran manifestación en la ciudad. En lugar de actuar como lo había hecho en otras ciudades, Haase decidió dejar que los manifestantes hicieran lo que quisieran, siempre y cuando no se utilizara la violencia. “¿Por qué motivos debería prohibir esta manifestación en Greifswald?” se pregunta. La policía armada permaneció en un segundo plano, dando rienda suelta a los portadores de velas, un escenario explosivo en una época de cambios.

El momento de la verdad

Haase recordó escenas inquietantes frente a la entrada de la sede de la Stasi: los ciudadanos exigieron la entrada para salvar los expedientes incriminatorios. “Había mangueras de agua esperando en los pasillos para una posible defensa”, describe cuando él y sus compañeros llegaron allí. Esta noche crucial podría haber terminado en caos, pero el diálogo con los ciudadanos evitó la escalada. Fue un paso consciente para calmar lo que anteriormente había sido una situación tensa.

Finalmente, a la gente enojada de Greifswald se le permitió inspeccionar la sede de la Stasi mientras la policía popular aseguraba las armas de la policía secreta. La decisión de Haase de no interponerse en el camino de los manifestantes reflejó la presión imparable de la población que lucha por sus derechos. La revolución pacífica en Greifswald no será olvidada: una valiente voluntad de libertad que desafía las rigideces del antiguo régimen y agita la historia.