Asesinato por honor en Viena: ¡Hermano quiere regresar a Afganistán a pesar de la condena!

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Hikmatullah S. mató a su hermana Bakhti por motivos de “asesinato por honor”. El caso plantea dudas sobre las deportaciones a Afganistán.

Hikmatullah S. tötete seine Schwester Bakhti aus "Ehrenmord"-Motiven. Der Fall wirft Fragen zu Abschiebungen nach Afghanistan auf.
Hikmatullah S. mató a su hermana Bakhti por motivos de “asesinato por honor”. El caso plantea dudas sobre las deportaciones a Afganistán.

Asesinato por honor en Viena: ¡Hermano quiere regresar a Afganistán a pesar de la condena!

En septiembre de 2017, un crimen cruel conmocionó a Austria: Hikmatullah S. mató a su hermana Bakhti en Viena-Favoriten con 28 puñaladas. La razón de este acto cruel fue el deseo de Bakhti de llevar una vida occidental, que no era aceptada en el estricto ambiente de su familia. En su explicación del crimen, el autor dijo: "Maté a Bakhti por nuestra cultura". Esto sugiere las normas culturales profundamente arraigadas que moldearon la vida de los hermanos. En ese momento, Bakhti tenía entre 17 y 18 años y ya había intentado varias veces desafiar las estrictas reglas de su familia denunciando a su padre y a su hermano a la policía y buscando protección en centros de crisis.

El acto provocó horror en todo el país en Austria, especialmente porque Bakhti, a quien obligaron a usar un velo y no se le permitió tener novias, fue perseguida en la calle y brutalmente asesinada la mañana del 18 de septiembre de 2017. Hikmatullah S. fue sentenciado a cadena perpetua en 2018 y ha estado en la prisión de Krems-Stein desde entonces. Según los informes, tras las rejas muestra falta de empatía y mal genio hacia sus compañeros de prisión. Excompañeros de prisión incluso lo describen como un “capo de la mafia” y él califica el crimen de “accidente”. Actualmente planea ser deportado a Afganistán, lo que plantea cuestiones legales y éticas.

Peligroso regreso a una realidad misógina

Los observadores advierten que el regreso de Hikmatullah a su tierra natal, donde los crímenes de honor a menudo se consideran a la ligera, podría ser extremadamente peligroso tanto para él como para la sociedad local. Desde que los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021, la situación de las mujeres en Afganistán se ha deteriorado drásticamente. Según un informe nacional de la BAMF de septiembre de 2024, los derechos de las mujeres están enormemente restringidos. Las mujeres tienen poco acceso a la educación, la atención sanitaria o la protección jurídica. La violencia masiva, el aislamiento social y los estrictos códigos de vestimenta hacen la vida insoportable para muchas mujeres afganas.

Un ejemplo de esta opresión es la “Ley de la Virtud” aprobada el 31 de julio de 2024. Esta regulación exige que las mujeres usen velo completo y les prohíbe hablar en público o tener contacto con hombres que no sean parientes. Además, desde abril de 2022, a las mujeres solo se les permite salir de casa si van acompañadas de un mahram, es decir, un pariente varón, lo que restringe gravemente la libertad de movimiento. El código de reglas de los talibanes, que establece que la voz de una mujer es íntima, no permite desviaciones: cantar o leer en voz alta también está prohibido.

La expansión del control

Bajo el yugo de los talibanes, las mujeres no sólo han perdido el acceso a la educación, sino también la oportunidad de trabajar en la mayoría de las profesiones. En los últimos años se han visto expulsados ​​de sus puestos de trabajo en la política, la administración y las ONG. El acceso a la formación de parteras finalizó en diciembre de 2024, lo que exacerbó aún más la ya de por sí sobrecargada atención sanitaria para las mujeres. Cada vez más mujeres dependen de medicamentos sin receta médica, lo que plantea riesgos para la salud.

UNIDENT, el organismo de vigilancia de los derechos humanos, expresa su preocupación por las penas violentas impuestas por violaciones de las leyes talibanes. Las mujeres que no cumplen con las estrictas normas o no se defienden del control opresivo corren un riesgo especial. Ese clima de miedo aumenta la vulnerabilidad a la violencia y la discriminación.

La inminente deportación de Hikmatullah S. a Afganistán arroja más luz sobre la compleja conexión entre las normas culturales y el estado actual de los derechos de las mujeres. Si bien Hikmatullah justifica su acto como un acto cultural, la realidad de las mujeres en Afganistán sigue caracterizándose por una opresión sistemática y un sentimiento de impotencia.

Dadas las perspectivas y el marco legal, es crucial no perder de vista las dimensiones humanas y culturales de tales casos.