Papa Francisco en Roma: ¡Esperanza y paz a pesar de las protestas!
El Papa Francisco ora frente a la Columna Mariana en Roma el 8 de diciembre, discutiendo la paz y la preparación para el Año Santo.

Papa Francisco en Roma: ¡Esperanza y paz a pesar de las protestas!
Un domingo turbulento en Roma: ocurrió un incidente emocionante cuando el Papa Francisco llegó frente a la icónica estatua de la Virgen María en la Plaza de España. Los activistas que protestaban contra las corridas de toros habían llamado la atención sobre las brutales prácticas taurinas con sus carteles. Una española incluso saltó la barrera para atacar uno de los vehículos del convoy papal. Pero el sistema de seguridad en torno al Papa demostró ser eficaz, ya que la policía acudió inmediatamente al lugar y actuó rápidamente para evitar una posible escalada. Los agresores, dos alemanes y una inglesa junto a la española, fueron posteriormente detenidos e interrogados, mientras que sus carteles fueron confiscados. informes oe24.
A pesar del revuelo, el Papa mantuvo su tradicional devoción mariana y oró por la paz frente a la estatua. En su mensaje recordó que Roma se prepara para un nuevo Año Santo, que en 2025 tendrá como tema la esperanza. "Este aniversario es un mensaje de esperanza para la humanidad que lucha contra crisis y guerras", dijo Francisco, mientras animaba a la gente a mirar sus obras de construcción tanto exteriores como interiores. El Papa destacó que el verdadero cambio se da en las relaciones personales y en el corazón Noticias del Vaticano.
Ese mismo día, a pesar del frío, numerosos creyentes acudieron a la estatua de María para expresar su devoción en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, y otras figuras destacadas también ofrecieron un saludo floral. La antigua tradición iniciada por el Papa Pío XII. volvió a tener una gran acogida este año. Después de la oración, el Papa visitó también el nuevo “Museo del Corso” para admirar la obra del pintor judío Marc Chagall, “Crucifixión blanca”. Este acto representó una vez más la conexión entre la fe cristiana y judía y reveló el profundo dolor y sufrimiento de los perseguidos.