Putin celebra el Día de la Victoria, pero la alegría podría durar poco
Putin celebra el Día de la Victoria, pero las celebraciones se ven ensombrecidas por los inminentes riesgos de seguridad y tensiones geopolíticas. Una mirada al incierto futuro de Rusia.

Putin celebra el Día de la Victoria, pero la alegría podría durar poco
Cada año, la primavera en Moscú va acompañada de nubes saturadas de potentes productos químicos para garantizar cielos despejados con motivo de la fiesta nacional más importante, el 9 de mayo. Este año, sin embargo, no es la lluvia lo que amenaza, sino la amenaza de drones ucranianos potencialmente mortales.
Preocupaciones de seguridad antes del desfile.
En los días previos al desfile de la Plaza Roja de este año, varios ataques con aviones no tripulados provocaron cierres de vuelos en los cuatro aeropuertos de Moscú, lo que aumentó el nerviosismo en la capital rusa. En otras partes de Crimea, anexionada por Rusia, las celebraciones locales ya tuvieron que ser canceladas por graves razones de seguridad. Pero el evento principal en Moscú es simplemente demasiado importante para abandonarlo y se lleva a cabo bajo circunstancias tensas en el Kremlin.
Significado del Festival de la Victoria
El desfile militar, a menudo espectacular y colorido, conmemora la derrota de la Alemania nazi ante la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial y los millones de vidas rusas perdidas en ese conflicto. Pero para el Kremlin, el evento también representa una oportunidad para mostrar la potencia de fuego rusa moderna y movilizar el apoyo patriótico al presidente Vladimir Putin, hambriento de poder.
Invitados internacionales y tensiones geopolíticas
Este año, en su 80º aniversario, el desfile podría ser particularmente valioso para el Kremlin, convirtiéndolo en un objetivo particularmente tentador para aquellos que quieren dañar al Kremlin, especialmente los cada vez más hábiles operadores de drones ucranianos, cuyas ciudades sufren casi a diario los ataques aéreos rusos. Se espera que decenas de miles de patriotas rusos aplaudan las formaciones de tanques y misiles balísticos intercontinentales. Putin también ha invitado a un número impresionante de líderes extranjeros, incluidos Xi Jinping de China y Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, para subrayar su intento personal de regresar al escenario mundial.
Reacciones de Ucrania
Incluso mientras se reúne una multitud de líderes internacionales, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky -que criticó el llamado de Rusia a un alto el fuego de tres días durante las celebraciones como insuficiente- no descarta un ataque de sus tropas o de simpatizantes dentro de Rusia. En un discurso reciente, Zelensky advirtió que Kiev "no puede ser responsable de lo que está sucediendo en Rusia" y que "no jugarán para crear una atmósfera cómoda que permita a Putin salir del aislamiento el 9 de mayo".
Desafíos para el Kremlin
Las palabras del presidente ucraniano, que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso interpretó como una amenaza directa, eclipsaron un acontecimiento que de otro modo marcaría las importantes victorias del Kremlin en el campo de batalla ucraniano, así como en la diplomacia internacional. China sigue siendo un partidario clave de Rusia, y la destacada presencia de Xi Jinping en el desfile de la victoria es testimonio de la fortaleza de esta relación. Igualmente significativa es la dramática mejora en las relaciones con Estados Unidos bajo el gobierno de Trump, cuya administración parece comprometida a restablecer relaciones económicas y diplomáticas amistosas con Moscú.
Impacto en la cooperación internacional
Una reciente propuesta de paz de Estados Unidos sugirió que la administración Trump reconocería formalmente a Crimea, que fue anexada por Moscú en violación del derecho internacional en 2014, como territorio ruso, lo que pondría en duda años de política estadounidense. El vacilante apoyo militar de Trump a Ucrania, así como los aranceles a aliados cercanos de Estados Unidos, han causado tensiones sin precedentes dentro de la alianza occidental, mientras que han sido recibidos con entusiasmo en Rusia. En una muestra de optimismo sobrecalentado, los medios de comunicación estatales rusos incluso especularon que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, podría asistir personalmente al desfile del "Día de la Victoria", junto con el dictador norcoreano Kim Jong Un, aunque el Kremlin se ha negado oficialmente a confirmar la presencia de estas figuras.
Un panorama sombrío
Pero no todo va según lo previsto para el Kremlin. La amenaza a la seguridad que se cierne sobre el Desfile de la Victoria en Moscú podría presagiar los desafíos que enfrenta el Kremlin en la guerra en curso en Ucrania, que muestra pocas señales de terminar. Las recientes estimaciones occidentales sobre las bajas rusas, tradicionalmente mantenidas en secreto por el Kremlin, se acercan a la catastrófica cifra de un millón de muertos o heridos, cifra que se espera que siga aumentando a medida que continúen los combates.
Dificultades económicas e incertidumbres políticas
También hay señales alarmantes de que la hasta ahora resistente economía de Rusia puede estar comenzando a colapsar, a medida que los precios mundiales del petróleo crudo, vital para las arcas de Moscú, continúan cayendo y aumentan las preocupaciones sobre una desaceleración económica global. Lo que resulta preocupante para Moscú es que un frustrado Trump –que se jactó antes de asumir el cargo de que podría poner fin rápidamente a la guerra de Ucrania– ha encontrado dificultades en ese esfuerzo y ahora está considerando renovar el apoyo militar a Ucrania, así como nuevas sanciones contra Moscú. Pronto habrá una victoria en Rusia, pero más allá de la pompa y la ceremonia de la Plaza Roja, una victoria rusa en Ucrania sigue siendo un objetivo lejano.