El compañero moribundo de Lüneburg: ¡da vida hasta el último aliento!

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El servicio de cuidados paliativos para pacientes ambulatorios de Lüneburg ofrece cuidados integrales al final de la vida y apoyo a los afectados y a sus familiares.

El compañero moribundo de Lüneburg: ¡da vida hasta el último aliento!

En Lüneburg, el servicio de cuidados paliativos para pacientes ambulatorios se dedica intensamente a apoyar a las personas en la última fase de sus vidas. Bajo el lema “No podemos darle más días a la vida, pero sí podemos darle más vida a los días”, el trabajo aquí no sólo inspira a los voluntarios independientes, sino que también ofrece un cariñoso apoyo a los afectados. El mensaje clave de la pionera británica en cuidados paliativos, Cicely Saunders, ofrece una perspectiva significativa sobre los cuidados paliativos.

A medida que la sociedad envejece, se vuelve cada vez más importante abordar la cuestión de la muerte y el duelo. Jeannette Suchan y Josephine-Rahel Furkert se encuentran entre los 80 voluntarios activos de la asociación que apoyan a los pacientes en casa, en una residencia de ancianos o en el hospital, independientemente de su ideología o nacionalidad. “La muerte es parte de la vida”, subraya Heike Jost, directora y coordinadora del curso, y anima a las personas a abrirse a estos pensamientos.

Un encuentro casual en la sala de cuidados paliativos

La conexión personal con los cuidados al final de la vida a menudo se remonta a las propias experiencias de pérdida. Así describe Jeanette Suchan un encuentro conmovedor en la sala de cuidados paliativos: “Encontré a una vieja conocida que se encontraba en la última etapa de su vida”. Esto resalta las experiencias únicas que los propios voluntarios suelen vivir mientras están cerca de sus clientes.

Este intenso momento, en el que compartieron recuerdos y rieron juntos, fue una experiencia profunda para Suchan. “Experimentar el propio dolor y ser capaz de aceptar esa tristeza es una parte central de nuestro trabajo”, afirma. Relacionada con esto está la lección de que la alegría y la tristeza a menudo van de la mano.

La preparación interior es un requisito básico

Para poder trabajar como acompañante al final de la vida se requieren ciertas cualidades personales. Esto incluye la estabilidad psicológica y la voluntad de autorreflexión y desarrollo personal. “La formación no sólo te ayuda a reconocer tus propios límites, sino que también muestra lo importante que es mantener una distancia emocional en los momentos difíciles”, explica Claudia Arend, coordinadora de cuidados al final de la vida.

Después de nueve años de formación, los participantes aprenden cómo pueden ayudar realmente a los afectados. “Quienes participan en la formación tienen la oportunidad de aprender mucho sobre sí mismos”, afirma con convicción Josephine-Rahel Furkert. Sus experiencias muestran que la reflexión y el manejo del duelo se consideran una parte esencial de la formación.

El 12 de octubre también se celebra el Día Mundial del Hospicio, que brinda la oportunidad de brindar información sobre los diferentes tipos de trabajo de hospicio y cuidados paliativos. Existen numerosas campañas en todo el país que tienen como objetivo llamar la atención sobre el valioso trabajo de los servicios de cuidados paliativos. En Lüneburg también se destaca la importancia del servicio de cuidados al final de la vida.