Muerte misteriosa en prisión: ¡la visita de amor termina fatalmente!

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Una mujer de 35 años murió durante una visita a una prisión cerca de Magdeburgo. ¿La autopsia debe determinar causa de muerte, asesinato o accidente?

Muerte misteriosa en prisión: ¡la visita de amor termina fatalmente!

El jueves por la tarde se produjo un trágico suceso en la prisión de Burg, cerca de Magdeburgo, donde Franziska A., de 35 años, murió mientras visitaba a su marido. El incidente ocurrió en una sala de visitas permanente, que permite a los presos pasar varias horas sin supervisión con sus parejas o familiares. La mujer fue encontrada sin vida alrededor de las 2:00 p.m. Las primeras investigaciones revelaron que la autopsia no reveló ninguna lesión externa notable, pero sí marcas de presión en el cuello del fallecido. Estos podrían indicar potencialmente asfixia. El curso exacto de los acontecimientos no está claro y se especula sobre si fue un crimen o un trágico accidente sexual. Está prevista una autopsia para determinar la causa de la muerte el lunes y las investigaciones de las autoridades pertinentes están en curso.

En tales casos queda claro cuán compleja es la situación en el sistema penitenciario. Un estudio del Programa Nacional de Investigación sobre el Fin de la Vida examina los desafíos que enfrentan los presos mayores e identifica el problema del envejecimiento y la muerte en las cárceles. El número de reclusos mayores de 60 años se ha más que triplicado en los últimos 30 años, lo que refleja cambios demográficos y el aumento de la delincuencia en este grupo de edad. El profesor Nicolas Queloz, de la Universidad de Friburgo, subraya que en tales situaciones a menudo se ignora la dignidad humana, sobre todo cuando los reclusos con enfermedades terminales, como un criminal de 90 años, solicitan su liberación para morir en un hospicio, pero son rechazados porque se les considera una amenaza para la seguridad pública.

Causas y consecuencias

Las leyes más estrictas conducen a sentencias de prisión más largas y a una creciente población carcelaria de personas mayores. Se prevé que para 2030 se duplicará el número de reclusos mayores de 50 años, y para 2050 este número podría multiplicarse por más de diez. Estos cambios demográficos también plantean importantes desafíos para el sistema de salud y la infraestructura de los centros penitenciarios.

Las recomendaciones de la investigación incluyen adaptar la infraestructura penitenciaria a las necesidades de los reclusos de edad avanzada y capacitar al personal para cuidar a los reclusos ancianos y enfermos. Además, se requiere la prestación de cuidados paliativos y la posibilidad de suicidio asistido para los reclusos con enfermedades mentales o terminales. Algunos centros penitenciarios, como las cárceles de Lenzburg y Pöschwies, ya son ejemplos positivos de la creación de departamentos especiales para los reclusos mayores y enfermos. En la Suiza francófona todavía no existen departamentos de este tipo, pero los proyectos previstos en Vaud y Ginebra podrían ofrecer una solución en un futuro próximo.

Estos incidentes y acontecimientos resaltan la necesidad urgente de mejorar las condiciones carcelarias y proteger los derechos de los reclusos para enfrentar los desafíos del envejecimiento y la muerte tras las rejas.

Si bien aún se están investigando las circunstancias exactas de la trágica muerte de Franziska A., este incidente arroja luz sobre la realidad, a menudo reprimida, en las vidas de los presos que no sólo tienen que lidiar con su sentencia, sino también con los problemas de la muerte y la atención médica.

Para obtener más información sobre los desafíos del sistema penal y la muerte en las cárceles, consulte los resultados del estudio de unifr.ch y los informes oe24.at.