Lucha contra el cáncer: el camino de Claudia hacia la fuerza y ​​la alegría de Vivre

Lucha contra el cáncer: el camino de Claudia hacia la fuerza y ​​la alegría de Vivre

En Wiener Neustadt, Austria, Claudia Altmann-Pospischek, de 49 años, presenta su historia sobre la lucha contra el cáncer de seno. Su diagnóstico se realizó en julio de 2013 después de sentirse un poco nudo en su pecho durante unas vacaciones. A pesar de los instintos seguros y el impulso de la mamografía, su ginecólogo inicialmente le aseguró que era demasiado joven para el cáncer de mama. Pero la persistencia de Claudia finalmente condujo al diagnóstico rompido: un tumor maligno que ya se había rociado en el hígado y los huesos.

Claudia recuerda el día del diagnóstico cuando ella y su esposo Peter se sentaron en el auto y lloraron amargamente. Ella le ofreció que se fuera porque creía que su enfermedad podría arruinar sus planes de vida. Pero Peter era inquebrantable y declinó. "Decidí quedarme con ella hasta el último día", explica, y su relación solo fue más fuerte debido a este momento difícil.

Los desafíos de la pérdida de cabello

Una de las primeras preguntas que Claudia le hizo a su médico fue si perdería el cabello. Este pensamiento la conoció tan profundamente que sintió la pérdida de cabello, que comenzó 14 días después de la primera quimioterapia, uno de los momentos más difíciles de su pelea. Su esposo se afeitó el cabello y, a pesar de la tristeza, lograron dominar este momento con humor. "Los vinos amargos se convirtieron en una risa cálida", informa.

Era importante que Claudia se mantuviera en contacto con su propia belleza, incluso mientras experimentaba cambios físicos. "Quería poder verme en el espejo", dice, por lo que encontró consuelo en un pequeño maquillaje y una peluca que se convirtió en su "gorra de camuflaje". "Tenía miedo de lástima", admite.

apoyo emocional de amigos y familiares

La familia y los amigos cercanos fueron un apoyo importante en este momento difícil. Sin embargo, se da cuenta de que no todas las amistades se levantaron y que algunas personas tuvieron dificultades para lidiar con su diagnóstico. Una amiga le confesó que nunca había preguntado por su bien, por temor a entrenarla. Claudia aconseja hacer preguntas abiertas para abrir el tema de la conversación. "Es importante prestar atención a las preocupaciones de los amigos", enfatiza. "De lo contrario, te pierdes en el silencio de la enfermedad".

Los primeros dos años después del diagnóstico fueron extremadamente desafiantes, caracterizados por estadías en el hospital y varias terapias. Pero cuando el aniversario del diagnóstico marcó un nuevo enfoque en su vida en 2015, decidió no concentrarse en la muerte, sino poner la vida en primer plano. "Quería concentrarme en la vida", explica hoy.

Claudia ha vivido más intensamente desde entonces, viaja por todo el mundo y comparte regularmente sus experiencias y reflexiones en su blog "Claudia's Cancer Challenge" y en las redes sociales. "Siempre gano el ranking con la peor historia de todos modos", bromea a través de sus experiencias, pero también muestra lo importante que es encontrar alegría en la vida cotidiana.

Hoy es Claudia, once años después del primer diagnóstico, estable y enfocado en la vida. "Siempre tendré cáncer, pero en este momento puedo manejar bien la enfermedad", dice con una sonrisa brillante. Para ellos, sus cicatrices son símbolos de fuerza y ​​coraje. "No hay nada mejor que un rayo interno.

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