Denver (CNN) – Diocelina Querales, una inmigrante venezolana de 51 años, vive en un espacio reducido en su hogar en Aurora, Colorado. Después de un largo día empacando cajas en un almacén, se siente agotada y preocupada por el futuro de su familia. Las palabras del expresidente Donald Trump, quien recientemente afirmó que los migrantes venezolanos han “infectado” su comunidad, la llenan de temor. Diocelina, que llegó a Estados Unidos el año pasado, ha trabajado en múltiples empleos, desde limpiar aulas hasta cargar basura, mientras su familia se esfuerza por adaptarse a su nueva vida.
La historia de Diocelina es un reflejo de la crisis migratoria venezolana, que ha dejado a más de 7 millones de refugiados y migrantes en todo el mundo. Ella y su familia cruzaron el peligroso Tapón del Darién para llegar a Estados Unidos, enfrentando innumerables desafíos en el camino. Aunque ha logrado reunir a su familia en Colorado, donde todos trabajan para cubrir los gastos del hogar, Diocelina sigue lidiando con la incertidumbre. La reciente decisión del gobierno venezolano de restringir el regreso de los ciudadanos con pasaportes vencidos la ha dejado angustiada, ya que teme no poder volver a ver a su madre y otros seres queridos que aún viven en Venezuela.
El miedo a la deportación
Diocelina no puede votar en las elecciones de EE.UU., pero los resultados podrían afectar su futuro. Ha escuchado rumores sobre posibles deportaciones masivas si Trump es reelegido, lo que la mantiene en un estado constante de ansiedad. “¿Crees que va a ganar?”, pregunta, mientras reflexiona sobre su vida en Estados Unidos y la posibilidad de perder todo lo que ha construido. A pesar de sus temores, se esfuerza por mantener una actitud positiva, buscando oportunidades en las redes sociales para complementar sus ingresos y construir un futuro mejor para su familia.
A pesar de las dificultades, Diocelina se aferra a la esperanza y trabaja incansablemente para asegurar un futuro más estable. Su historia es un testimonio de la resiliencia de los inmigrantes que buscan una vida mejor en un país que a menudo les trata con desconfianza. "Creo que hay más personas trabajadoras que malas", afirma, mientras continúa luchando por sus sueños en un nuevo mundo lleno de incertidumbre.
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