El embajador iraní deja Austria: ¿una señal para la diplomacia?
El embajador iraní deja Austria: ¿una señal para la diplomacia?
La reciente partida del embajador iraní Abbas Bagherpour ARucani de Austria causó una conversación en el panorama político del país. Sigi Maurer, la presidenta del club de los Verdes, describió este paso como una "explosión" y lo ve mucho tiempo. Según el "perfil" de la revista News, el término en Ardekanis terminó después de cuatro años sin que se otorgue una extensión.
Ardekani regresó a Irán a fines de septiembre de 2024, como confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria. El embajador había sido ordenado previamente al Ministerio de Relaciones Exteriores el 26 de agosto, lo que por su parte señaló. La razón de esto fue su uso público de los símbolos de Hisbolá, que se considera una organización terrorista en Austria. El uso de tales símbolos está prohibido en Austria, por lo que su renuncia recibió una mayor atención.
Expectativas del sucesor
Sobre las expectativas del sucesor, Maurer se expresó. Ella le pidió al ministro de Relaciones Exteriores, Alexander Schallenberg (övp), que al reemplazar al Embajador no se identifica con las opiniones antisemitas o la glorificación de la Hisbolá. Ella otorga particular importancia al hecho de que un embajador se adhiere a las leyes austriacas y toma una actitud clara hacia el estado de Israel.
Otro punto que los Masons pidieron es la necesidad de un embajador para cumplir con las obligaciones bilaterales del país, que también incluye responder consultas oficiales. La partida del embajador no solo podría verse en respuesta a sus problemas en relación con el Hisbolá, sino que también podría entenderse como una señal para Irán de que su influencia, especialmente en Europa, no permanece sin consecuencias.
Además, el "perfil" informa sobre los intentos de Irán de expandir su influencia dentro de Europa. Esto se hace mediante el apoyo de los centros y asociaciones islámicas chiítas, que están destinadas a asumir una considerable importancia social y cultural. En este contexto, se hace referencia al Centro Imam Ali en Vienna-Florisdorf, que se considera fuertemente conectado a Irán. Tales actividades ya se han prevenido en países como Gran Bretaña y Alemania, donde se cerraron instituciones similares.
La partida de ARucani plantea preguntas sobre la futura orientación diplomática de Irán en Austria. Los observadores políticos están entusiasmados de ver en qué dirección tomará el nuevo liderazgo iraní y qué medidas tomará Schallenberg para garantizar que la representación futura de Irán en Austria cumpla con los requisitos y normas necesarios. En vista de la situación política sensible, es evidente que el próximo embajador no solo tiene que ser diplomático, sino que también debe tener una comprensión profunda de los valores y leyes del país anfitrión.
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